20/04/2024

Una historia de 1898: Repentina, misteriosa y trágica muerte de una joven madre en la Comarca

Sonia Belloso, narra la breve vida de Telésfora Cleófes Castro Azcuenaga.

Una historia de 1898: Repentina, misteriosa y trágica muerte de una joven madre en la Comarca

Nació como Telésfora Cleófes Azcuendinga. Así lo demuestra el acta de bautismo que habría tramitado su madre: “…El 18 de enero de 1875 el cura vicario de este partido de Nuestra Señora del Carmen de Patagones bautizó… a Telésfora Cleófes, que nació el cinco del presente mes, hija natural de Amalia Azcuendinga, natural de Buenos Aires de 20 años de edad (no menciona al padre) domiciliada en Patagones. Siendo sus padrinos Ignacio Salinas y Jerónima Dura domiciliados en Patagones. Firma el cura José María Blasco…” En uno de los márgenes del acta de bautismo se adjunta una nota: “…El señor Don Tomás Castro, domiciliado en Pringles, por su apoderado el reverendo señor cura de Pringles Luis M. Luciani, reconoció por su hija natural a Telésfora Cleófes Azcuendinga declarando ser su voluntad se le dé su apellido de Castro. Y para que conste firma el cura vicario Valentín Pirola. También se aclara lo siguiente: "…Resulta por testigos de familia que el apellido de Azcuendiga debe escribirse: Azcuénaga. Firma el cura Mateo Valinotti. Se adjunta la redacción de una nueva acta de bautismo por petición. 

El padre de Telésfora formó parte del sector social dominante de Patagones. En realidad, se llamó Tomás Manuel Castro y era hijo de Don Tomás Castro (oriundo de San Luis) y de Eleuteria García (hija de Nicolás García).  Había nacido en Carmen de Patagones, el 20 de diciembre de 1851.Conocido como el baqueano del Gral. Julio A. Roca, se casó en 1877 con Dolores Torres; hija de Bonifacio Torres (racionador de la tribu de Ruque Curá). Tomás Manuel falleció en 1909.

La madre de Telésfora se llamó Amalia Bernabela Azcuénaga (1853-1939), era oriunda de Buenos Aires. El censo de 1869, la ubica en Patagones, sin sus padres; con 16 años y trabajando como costurera y planchadora. Amalia nunca se casó con Tomás Castro pero, mantuvo una relación de muchos años de la que nacieron cuatro hijos: Mateo en 1872; Telésfora en 1874; Venera, conocida como Benedicta, en 1878 y Valentina en 1880 que, falleció a la semana de nacer. 

En 1887, el registro de vecindad, muestra a Amalia como propietaria de una casa en la calle Neuquén, donde vivía con sus hijos y, solo Telésfora asistía a la escuela. En 1889, por disposición de la Defensoría de menores, Amalia fue obligada a entregar a su hija Benedicta, de 11 años hasta su mayoría de edad, a Isabel Rial y a Carmelo Botazzi, primos de Tomas Castro. No es posible afirmar si Telésfora pasó por la misma situación que su hermana pero, su nieta María Magdalena Belloso, contaba “… Castro obligó a Amalia a entregarle los hijos…y agregaba… Telésfora viajó sola a Pringles, en la galera, para casarse.  Se hospedó en la pensión de doña Lola, frente a la plaza del pueblo…”  El 6 de mayo de 1892, con 18 años, se unió en matrimonio con  Felipe Julián Belloso de 32 años. (Hijo de Julián Paz, conocido como Belloso y Clara Gegena). Los padrinos de su boda fueron: su padre Tomas Castro y la esposa Dolores Torres. “… Los aretes más hermosos que se vendieron en Patagones fueron comprados por Julián para su esposa como regalo de boda…”  El obsequio de Tomas Castro fue una isla cercana a Pringles, conocida con el tiempo como isla Belloso…”

De esa unión nacieron tres hijos: Julia Lina, el 23 de septiembre de 1893; Atilio Silvano, el 4 de mayo de 1895 y Erasmo Eleuterio, el 8 de agosto de 1896. Todos nacidos en Pringles.

Telésfora murió el 13 de enero de 1898, (a pocos días de cumplir 24 años) en Pringles, donde vivió desde su casamiento. Su fallecimiento fue un hecho repentino y dudoso. Las acusaciones recayeron sobre su esposo. 

Un vecino presentó la siguiente denuncia: “…vengo a relatar lo ocurrido el día 13 de enero de 1898 en el pueblo de Coronel Pringles. A eso de la una p/m mi señora madre, Eulalia Contín de Faguaga fue llamada por el vecino Don Julián Belloso para asistir, en lo que fuera posible a su esposa que, en ese momento, se había enfermado, enviando a nuestra casa a sus tres hijos y a una menor de entre 7 a 8 años para que permanecieran con nosotros mientras siguiera enferma la señora Belloso.

Preguntado a la menor sobre el estado de la señora Belloso y como le había venido el mal, manifestó esta que la señora había tomado una cucharada del contenido de un frasco que Belloso colocó arriba de una percha juntamente con la cuchara de que se había servido la enferma, después de haberle producido los efectos que según toda apariencia provenía de envenenamiento por estricnina.

Para quitarme toda duda hice extraer por María Queirolo, menor al cargo de mis padres, el frasco aludido y ensayé su contenido con un gato que al cuarto de hora presentaba los mismos síntomas que la señora Belloso. Una pequeña fracción del mismo líquido lo envié al doctor Pérez Font. El resultado del análisis practicado por el facultativo, vino a corroborar mis sospechas, pues el doctor Pérez Font declaró contener estricnina el líquido analizado.

La señora de Julián Belloso dejó de existir a las 2,30 p/m. sea hora y media después de haber sido llamada mi señora madre, estando presente la señora de Ramón Ocampo y la de Ricardo Quinteros.

Crea el señor Juez que al elevar a este tribunal esta exposición muy lejos de mi ánimo es el hacer una denuncia maliciosa, pero el fin tan repentino como trágico de la señora de Belloso, las circunstancias con que se produjeron la presencia de tres respetables señoras y entre ellas, mi señora madre y los rumores que circulan, me impulsan en hacer presente a la autoridad competente lo sucedido para lo que hubiere lugar. Dios Guarde a usted. 21 de enero de 1898. Firma Francisco E. Faguaga.

El denunciante formó parte del grupo de comerciantes y hacendados que controló el Concejo Municipal y el Juzgado de Paz de Pringles entre 1886 y 1910.

 El 3 de febrero de 1898, Julián Belloso fue detenido, acusado de asesinato, y enviado a Viedma. Permaneciendo encarcelado hasta el 6 de agosto del mismo año. En esas circunstancias y para esclarecer el hecho “… Tomás Castro contrató un médico de Buenos Aires para realizar la autopsia del cuerpo de su hija que dio como resultado envenenamiento con barbitúrico…Se rumoreaba que le habían cambiado los frascos…ella tomaba unos medicamentos homeopáticos…”. La misma  Telésfora habría comentado  que su marido le había traído un medicamento para sus dolencias  y que le producían letargo que le duraba más o menos una hora. Los barbitúricos son depresores del sistema nervioso. Se tomaban en una época para trastornos del sueño y de la ansiedad. La sobredosis era potencialmente mortal. Generalmente, cuando una persona ingería el medicamento por voluntad propria, al tener una acción depresiva del sistema nervioso, podía olvidarse que lo había ingerido y, volver a tomarlo. 

Los resultados de la autopsia practicada habrían permitido la excarcelación de Belloso. Su defensor Miguel Molina expuso en su momento: “…nunca será bastante el castigo para disculpar que por la imputación de una falsedad, haya tenido que bajarse al sepulcro de la señora de Belloso por varias veces… turbando así la paz de los muertos, lo más sagrado que hay en la vida, lo más digno de respeto…

Julián Belloso continuó con su vida en Pringles, desarrollando la profesión de hacendado (a la que siempre se había dedicado) e integrando la corporación Municipal de esa localidad. El 25 de diciembre de 1899, se unió por segunda vez, en matrimonio con Victoria Pérez Crespo, hija de Nicolás Pérez y Carmen Crespo. Sus abuelos fueron Victoria Guerrero y Marcelino Crespo este último de conocida actuación social y política en Patagones. Los hijos de Telésfora quedaron al cuidado de Victoria y, de la nueva unión matrimonial, nacieron nueve hijos. Julián Falleció en Pringles en 1921 a los 64 años.

A pesar de las pruebas, en el imaginario popular del pueblo de Pringles, siempre quedó la duda sobre la muerte de Telésfora y el juicio por calumnias que su esposo inició en 0ctubre de 1898 a Faguaga  pareciera que tampoco logró disiparlas. Es que algunas voces sostenían que Belloso, antes de su viudez mantenía una relación sentimental con la que sería, tiempo después, su segunda esposa. 

La desaparición temprana de Telésfora no permitió que sus pequeños hijos tuvieran un recuerdo claro de ella por lo que, es posible que Atilio Silvano, que no había cumplido los cuatro años cuando su madre falleció, haya decidido encuadrar una fotografía, en la década de 1920, que aún conserva su familia.

La vida de Telésfora seguramente es una de las tantas historias de mujeres que vivieron a finales del siglo XIX y que tal vez, por diversas circunstancias, fueron silenciadas. Rescatando algunos tramos de su vida es posible conocer y entender un poco más sobre la sociedad de nuestra comarca en otras épocas y contribuir a la historia local.

Las fuentes utilizadas en esta pequeña investigación corresponden a los archivos parroquiales, tanto de Carmen de Patagones, como de Coronel Pringles (actual Guardia Mitre), de Justicia letrada del Archivo Río Negro y Defensoría de menores del Museo Emma Nozzi. A esta información se sumaron los relatos de María Magdalena Belloso (1924- 2020). No fue posible encontrar los periódicos que, en su momento, hablaron del hecho, como lo indicaban los documentos consultados.

Este texto se encuenta publicado en la pagina web del museo Emma Nozzi.

 

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