Son tiempos complejos para las economías familiares, y mucho más para quienes están en la informalidad. Ante esto, se está volviendo cada vez más común ver a persona tocando timbre casa por casa, pidiendo podar, cortar el pasto, hacer trabajos de albañilería, y demás. Gente que, en muchos casos, no tiene una tarifa, sino que se conforma con lo que uno le puede dar.

En el medio, los estafadores. Aquellos que se aprovechan, como pasó en estos días en Patagones. Una denuncia pública contra un pintor en redes sociales desató que otros se sumaran a plantear casos similares, dejando al descubierto la manera de actuar de este hombre cuya identidad no se puede revelar por cuestiones judiciales.

“Vino a mi casa con otro ‘pintor’ pidiendo trabajo de pintura. Me habló de su situación económica y yo accedí a que pinte la puerta y ventanas del frente. Cuando terminó el primer día de trabajo (quedaban dos ventanas para terminar) me pidió si le podía pagar la totalidad del trabajo, argumentando que necesitaba el dinero. Yo confié (ilusaaaa)”, comentó Gabriela Galantini.

Lejos de terminar ahí, siguió: “Volvería a terminarlo al día siguiente, cosa que no sucedió. Nunca contestó el teléfono y tampoco vive en la dirección que me dio. Allí vive su madre. Fui estafada en mi buena fe y lo hago público, ya que es el único medio que encontré para que se enteren, así no les sucede”.

A raíz de esto ocurrido, en los comentarios se pudo observar que esto se replica y no es un caso aislado. “A nosotros nos pasó con un albañil. Por favor, nos pidió que le demos (el dinero adelantado) que después nos terminaba, cuando fuimos al otro día se había llevado todas las herramientas y nunca más volvió. Encima iba a la iglesia. Un chanta tremendo, escribió Aurora.

Ante esto, la recomendación es pedir referencias, tomarse su tiempo para decidir. Además, saber que quienes se dedican a la construcción, a este tipo de changas, no suele pedir el pago por adelantado. Situaciones que marca, y que perjudican a quién está buscando trabajo de verdad.