La crisis económica, el abuso de drogas, la marginalidad, la Justicia garantista y la inacción policial y la clandestinidad en las compras y ventas son una serie de factores que pueden incidir en el crecimiento de los delitos en Viedma.

Últimamente, hay dos robos que se están multiplicando de manera preocupante: las sustracciones de ruedas y de cables. Todos ellos se cometen en cuestión de segundos, con una mecánica bastante aceitada por parte de los malvivientes.

Hubo casos en los barrios Jardín, San Martín y Don Bosco y el más curioso fue que uno de ellos fue afuera de la Junta Vecinal donde estaba la jefa de Policía de Río Negro, Mary Carmen Carrizo.

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Los damnificados sospechan que los autores son jóvenes provenientes del Centro de Atención Integral de Niñez y Adolescencia (CAINA), dependiente de la SENAF.

En el mercado se estima que una cubierta sola cuesta alrededor de medio millón de pesos, mientras que las llantas trepan a un valor de entre 700 mil y 800 mil pesos, lo que da una cuenta cercana a un millón y medio de pesos.

Utilizarían un malacate para desajustar las ruedas de los rodados, pero en ningún caso se pudo establecer las autorías.

El otro robo de moda es el de cables, que es aún más peligroso para los perpetradores, por el riesgo de que se pueden electrocutar. Se trata de un delito que deja una suculenta recaudación, por el material del cobre, y no se ha podido establecer quiénes fueron.

Muchos casos se extendieron en zonas escasamente habitadas, sobre la ruta Provincial 1, y han perjudicado a clubes e instituciones de la zona. Pero también hay una osadía al efectuar estas transgresiones en el casco urbano, cerca de escuelas y de casas residenciales.

El barrio IPPV ha sido uno de los puntos más afectados, donde han dejado sin luz a la salita de salud y se han estropeado medicamentos y vacunas.