En una movida inusual, una sucursal bancaria ubicada en pleno centro de esta capital tuvo que restringir en horario nocturno el recinto de su cajero automático debido a que durante la noche se presentan individuos en situación de calle que ingresan a dormir allí en esas pequeñas instalaciones.

Este fenómeno que se observó en la filial Macro ha obligado a las autoridades a tomar medidas de seguridad para proteger tanto a los usuarios de los cajeros como a los propios individuos en situación de vulnerabilidad. Varias veces se ha visto a una persona pernoctar allí envuelto en una frazada.

La lucha por encontrar un equilibrio entre la solidaridad y la seguridad se ha convertido en un desafío aunque esta situación sorprendió a los propios clientes, quienes ni siquiera pudieron acceder por el sistema de verificación de tarjetas.

Esta situación sin dudas pone de manifiesto la complejidad de abordar esta problemática como consecuencia de que algunas de estas personas en situación de vulnerabilidad no se adaptan a los pequeños reglamentos de horarios que impuso el parador nocturno que funciona en las instalaciones del colegio Paulo VI.