NOTA DE OPINIÓN

| 05/05/2024

Viedma y la marcha del 23A. ¿Hacia un nuevo perfil de ciudad universitaria?

En las dos orillas, hay más de 8.000 estudiantes, según un estudio.

Viedma y la marcha del 23A. ¿Hacia un nuevo perfil de ciudad universitaria?
Por Patricio Lobos*
Por Patricio Lobos*

La movilización del mes pasado en defensa de la universidad pública dejó en evidencia los amplios apoyos que suscita la educación superior gratuita e irrestricta en Argentina. Fue impactante el alcance de las marchas que se dieron en todo el país. Pero que sea de envergadura una marcha universitaria en Buenos Aires, La Plata o Rosario, no debería ser una sorpresa. Si lo debería ser, la marea de gente que ocupó las calles de Viedma en esa jornada. Una pregunta surge: ¿Viedma se transformó en una ciudad universitaria?. 

Quienes tienen varias marchas sobre sus espaldas, reconocían que se trataba de una movilización histórica. Pocas veces se movilizó un número tan grande de personas en la ciudad, con una convocatoria meramente local. Hemos sido testigos de grandes marchas educativas regionales o provinciales (Viedma es capital), pero esta vez, las calles fueron desbordadas por estudiantes de las universidades (Río Negro y Comahue), los terciarios, los institutos, etc. 

Para avanzar habría que revisar algunos datos. Según la última información disponible, la sede Atlántica de la UNRN cuenta con 4230 estudiantes, mientras que el CURZA (UNCo) tiene una matrícula de estudiantes que llega a los 2781. En Patagones, el Instituto de Formación Docente y Técnica cuenta con una población de 712 estudiantes, mientras que en la Escuela de Arte Nivel Artísticao Superior asciende a 635. Estos datos, por si solos, nos hablan del crecimiento de la densidad estudiantil en los niveles superiores (universitario y terciario) en la Comarca. 
                                      
Reconociendo este elemento cuantitativo de peso, hay otros que colaboran en comprender la masividad expuesta en las calles el pasado 23 de abril. Y es que es visible un reagrupamiento de los espacios gremiales en las universidades luego de las medidas de aislamiento del COVID-19. Se trató como sabemos, de un momento que suspendió la asistencia a los espacios educativos y bloqueó las instancias de organización, que necesitan de la presencialidad. Pasado este tiempo, podemos ver la incipiente pero evidente re-organización de los espacios gremiales tanto docentes como estudiantiles. 

Muestra de esto es que hace unas semanas, el sindicato de docentes de la Universidad Nacional del Comahue (ADUNC) renovó sus autoridades y constituyó su mesa directiva en Viedma luego de un tiempo de parálisis. En el plano estudiantil, se observa una mayor activación de los centros de estudiantes de las sedes atlánticas de la UNRN y la UNCo, conducidas por las agrupaciones “Juana Azurduy” y “La Guemes” respectivamente. Se notó fuertemente la presencia de ambos centros de estudiantes en la marcha universitaria, que fueron los espacios que nutrieron mayoritariamente la movilización. 

Igualmente, habría que recordar que la paralización de la movilización universitaria tiene larga data y se extiende más atrás en el tiempo. Durante las gestiones kirchneristas, se generó una parálisis de la acción callejera universitaria, la organización gremial y los debates por la democratización al interior de las facultades. Si bien hay que reconocer el crecimiento de la matricula y el surgimiento de una nueva generación universitaria con la creación de nuevas universidades, estas también crearon un plantel de funcionarios alineados con las gestiones del gobierno nacional, que redundó en obstáculos para la generación de disidencias internas. 

La gran marcha universitaria habilita numerosas interpretaciones y debates. Queda claro, que la universidad pública es un vector fundamental de democratización y ascenso social, tanto desde el punto de vista material como simbólico. También se trata de una reserva cargada de sentido para la sociedad argentina. Esto nos informa de la fuerza de esta subjetividad, pero también, nos debe alertar de las fuertes dificultades que atraviesa la universidad como un espacio que en demasiadas ocasiones se cierra sobre su saber y es insensible a los procesos democratizadores que provienen de la sociedad.  

Viedma crece al ritmo de la novedosa oferta académica superior. La fisonomía de la ciudad cambia, se transforma, obligando a generar una infraestructura para albergar una nueva población estudiantil y para seguir cobijando a los “nacidos y criados” que migran en menor número. Sin embargo, sigue habiendo deudas sociales. Los sectores populares más bajos, siguen sin poder acceder a estudios superiores. Un tema para seguir tratando en mayor profundidad, con más tiempo y espacio, en un próximo artículo.  
                                                    
* Lic. en Ciencias Políticas egresado del CURZA (Centro Universitario Zona Atlántica-UNCO). 
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