Emocionante por dónde se la mire, la jornada del 23 de abril en defensa de la gratuidad de la educación fue una de las marchas más convocantes de este último período. Los analistas señalaron que hubo 10 cuadras de personas en las calles y en la plaza San Martín de Viedma, el punto final, estuvo llenísima como pocas veces antes.

El lema fue que la educación es un derecho y no un privilegio, en consonancia con el ataque a las casas de alto estudio, que recibieron menos financiamiento para sus gastos de funcionamiento y están en terapia intensiva.

La movilización lógicamente agrupó a estudiantes, pero también a fuerzas vivas de la sociedad, como organizaciones comunitarias, sindicatos, distintos representantes de los tres poderes del Estado y vecinos de a pie.

El director de la carrera de Licenciatura en Comunicación Social de la Universidad Nacional de Río Negro, docente e investigador, Ariel Barbieri habló en El Radar por Radio Noticias con motivo de la movilización y remarcó: "Fue una marcha conmovedora, que mostró ciertas características que son distintas a otros momentos de la Comarca. En primer lugar, hubo un movimiento estudiantil muy presente, tanto en la Universidad del Comahue como la de Río Negro, que encabezó estas marchas y hay que destacarlo. Desde que la universidad en la Comarca no había visto un movimiento así, eso marca un precedente".

"A nivel nacional, lo conmovedor fue la recuperación de las historias familiares y personales y el vínculo de la universidad en las historias particulares, que se funde con lo afectivo y con las historias de progreso. Esto permitió que la sociedad argentina haya tomado a la universidad pública como un derecho adquirido, que no sólo ha permitido la movilidad social sino también una referencia como país", indicó.

En el mismo orden, citó: "En la Universidad de Río Negro nosotros tenemos a muchos estudiantes que son primera generación de universitarios en la familia y han transformado su historia en la familia, muchos vienen de pueblos de la línea sur y para nosotros es impresionante. Ayer se defendió lo que permitió transformar a muchos jóvenes y que se puedan seguir transformando otros a futuro".

Asimismo, sostuvo: "Manifestarse o no manifestarse ya es una decisión política, pero la universidad logra aglutinar en la punta del iceberg a una serie de preocupaciones sociales que tienen que ver con la historia del país, al margen de este gobierno. Este gobierno tocó algún tipo de fibra íntima de una sociedad que no va a renunciar a algo que le da sentido, y que le da fundamento a su existencia. La cultura argentina se fundamenta en su propia historia universitaria, la idea de que haya un país que pudo transformarse y que sea uno los pocos países latinoamericanos que permite que crezca una clase media".

Para Barbieri hay muchísimos actores involucrados, ya que hay más de 2 millones de universitarios en todo el país y también "están aquellos que aspiran a llegar y la tienen como una referencia".

"La educación es el pilar de lo público y la salud pública, los organismos públicos y muchas cuestiones que tienen que ver con lo público dependen del factor educativo", precisó y completó que "la sociedad marcó un límite".

En igual calibre, Barbieri mencionó que es un absurdo "desfinanciar algo que ha funcionado bien, atravesando cualquier tipo de gobierno y permitiendo la movilidad ascendente de sectores que son primera generación y van a ser los estandartes del futuro".

"Esa persona de la línea sur, que se egresó en la universidad y que se vino a vivir a Viedma, va a tener hijos y sus hijos van a ir a la universidad. Y estos 2 millones y medio de universitarios, si los multiplicamos en el tiempo van a ser muchos más universitarios, en una población de 47 millones, cuando el promedio de universitarios en Alemania es de 2 millones 900 mil sobre 83 millones. El promedio de estudiantes que tenemos en nuestro país es altísimo y es conmovedor defenderlo, nos atraviesa", recalcó.